Seguramente lo has escuchado antes: menos es más. Y en el diseño web esta frase cobra aún más sentido.
Una página saturada de elementos, colores y textos no solo confunde, también aleja al visitante. El diseño minimalista, en cambio, busca transmitir lo esencial con claridad: espacios limpios, tipografías legibles, colores bien pensados y una navegación sencilla.
El resultado es una web que respira, que guía al usuario sin esfuerzo y que transmite profesionalidad. Porque al final, lo que todos queremos al entrar en una página es encontrar rápido lo que buscamos y sentir que estamos en un lugar confiable.
El minimalismo no es solo una tendencia estética, es una estrategia para mejorar la experiencia del usuario… y aumentar las posibilidades de que vuelva.